Lejos quedan aquellas magníficas exposiciones de Baldessari,Rosenquist, Tuttle , Cragg, Muñoz , Sarmento o Cabrita Reis comisariadas por Vicente Todolí, o las también imprescindibles de “Erik Satie, “Infancia y Arte Moderno”, “El Objeto Surrealista”, “Jazz Gráfico”, “Eduardo Cirlot”, “Ramón Gaya” o “Philip Taffe”, entre otras, a cargo de Carlos Pérez, Emmanuel Guigon o Enrique Juncosa, en el IVAM. Directores artísticos, críticos y comisarios, que han sido los grandes ausentes en el 25 aniversario del IVAM, y los que consiguieron que el Museo se convirtiera en un referente internacional, así como el buque insignia del Arte contemporáneo institucional de la Comunitat. Hoy el IVAM en decadencia –económica y museística- se ha transformado en el reflejo de la devastadora realidad política valenciana, basada en el amiguismo, privilegio a comisarios, artistas y corruptela varia. Fue en el año 2000 con la salida de su director Juan Manuel Bonet, tras las injerencias políticas y el intento por mantener la independencia museística, cuando empezó el declive. Tras la dimisión de Bonet, tomaría el mando el catedrático vasco Kosme de Barañano, y continuaría 4 años después con su actual directora, Consuelo Ciscar, llevando ambos una política cultural de tierra quemada, desprestigio y poca trasparencia. El balance global del IVAM durante sus doce primeros años fue muy positivo, basado en la sensatez, el rigor profesional y en el criterio museístico. La colección permanente con la adquisición de la obra de Julio González, que da nombre al Museo, y sus posteriores adquisiciones fue entones un reflejo lógico de su historia, al margen de algún desmarque, consecuencia de los gustos personales de sus primeros cinco directores: Tomás Llorens, Carmen Alborch, José Francisco Yvars, y Juan Manuel Bonet. El IVAM nacía en el año 1989, bajo la dirección de Tomas Llorens, con apenas unas 180 obras en comparación de las 11000 actuales, que constituyen los fondos de esta pinacoteca. Un Museo que se labró en poco tiempo un sólido prestigio con una programación rigurosa e inteligente que lo convertía, pese a su ubicación provincial, en un referente de visita para los circuitos internacionales. El IVAM abría a finales de los ochenta, en un país con una lamentable política artística, nuevas perspectivas a la cultura y al arte contemporáneo; al tiempo que los políticos observaban apeteciblemente la rentabilidad política del arte moderno. Fruto de ello y tomándolo como modelo se produciría posteriormente una eclosión museística a lo largo de la geografía española con la apertura del CAAM, Patio Herreriano, CAAC, MEIAC, o el CGAC. Sin embargo, lo que en un principio se desarrolló sin derroches, ni grandes inversiones millonarias, y con una dotación diez veces inferior al MNCARS, fue divergiendo hacia su propio declive en los últimos catorce años. Claros y oscuros visibles pese que algunos medios, políticos, empresarios, periodistas, galeristas, curadores y artistas tratan de ocultar sus intereses personales, intentando reescribir la historia. Hemos acudido a bochornosos espectáculos como el reciente escándalo de la compra a Gao Ping, jefe de la mafia China, la compra de tres millones en obras de Gerardo Rueda que anteriormente Aznar quiso imponer a Blesa, sueldos millonarios, catálogos invendibles, fiestas, exposiciones a amigos, las adquisiciones al escultor Miquel Navarro por valor de 1,2 millones solapada con la donación, una serie de obras procedentes de la Galerie Jan Krugier, o de la Galerie Marlborough, galerías con las que han mantenido diferentes negocios y actividades Kosme de Barañano, como el préstamo de obras de la exposición de Picasso que comisarió en Bancaja. Así como en general, la adquisición de 101 obras de veintiocho artistas a lo largo del año 2005, algunos de dudosa relevancia. Y nos preguntamos ¿Quién certifica los precios? ¿Quién asesora las compras? ¿Quién forma parte del comité? La respuesta es, una lista de nombres que pese a las dos últimas incorporaciones – en lo que se ha llamado un “dudoso” golpe de estado por parte de la Universidad, con la incorporación la decana de la Universidad de Geografía e Historia, Ester Alba, y el arquitecto José María Lozano- está compuesta por un Consejo rector formado principalmente por políticos, sin relación profesional con el Mundo del Arte. Todos ellos, con una cuestionable capacidad y formación a la hora de tomar decisiones en las compras, o programar exposiciones, lo que levanta ampollas en una ciudad, en un sector artístico cada vez más desmembrado que ve cómo prestigiosas galerías, profesionales de la cultura y artistas deben cerrar o exiliarse. Todo parece oscurecerse tras una maraña de intereses, y artistas afines o que siguen el compás de la actual dirección, esperando al caer alguna migaja. Defensores de unas sombrías políticas y cuya realidad hacen finalmente oscurecer su trabajo. La comitiva del 25 aniversario del IVAM recorrió las salas el pasado 18 de febrero, y una imagen parece haberse detenido en la pupila de fotógrafos, periodistas y público en general: su majestad la reina Doña Sofía observando la sala que refleja el arte en conflicto dentro del contexto de la II Guerra Mundial, junto al cartelismo ruso o las obras de George Grosz, John Heartfield y Josep Renau. En ella, aparece acompañada por la directora del Museo, Consuelo Ciscar, la ministra de Trabajo, Fátima Báñez, el presidente de la Generalitat Valenciana, Alberto Fabra, la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, o la delegada del Gobierno, Paula Sánchez de León, la misma que permitió la represión policial contra los niños del IB. Luis Vives, hace unos meses con una ministra sobre la que se ceban millones de parados, o políticos que parecen mirar hacia otro lado frente a los desahucios, el hambre. Todos ellos observados por la ciudadanía frente a un arte social, político y crítico. Una doble imagen y varias lecturas, como indicaría Barthes en su obra “La muerte del autor”, en la que se analiza ese espacio multidimensional en el que concurren y contrastan diversas escrituras, y ninguna es la original. Sin embargo, La fuerza de las obras de arte trasciende, de igual modo que en su día el tapiz del Guernica, situado la entrada del Consejo de Seguridad de la ONU, fue cubierto por una cortina, cuando el secretario de Estado de EE UU, Collin Powell declaraba la guerra a Irak. Demagogia, intereses políticos y económicos se funden contra el pueblo, contra el arte que es su máxima expresión, y una de sus principales instituciones el IVAM, que 25 años después atesora una de las colecciones de Arte contemporáneo más prestigiosas, eso al menos permanecerá.
Lejos quedan aquellas magníficas exposiciones de Baldessari,Rosenquist, Tuttle , Cragg, Muñoz , Sarmento o Cabrita Reis comisariadas por Vicente Todolí, o las también imprescindibles de “Erik Satie, “Infancia y Arte Moderno”, “El Objeto Surrealista”, “Jazz Gráfico”, “Eduardo Cirlot”, “Ramón Gaya” o “Philip Taffe”, entre otras, a cargo de Carlos Pérez, Emmanuel Guigon o Enrique Juncosa, en el IVAM. Directores artísticos, críticos y comisarios, que han sido los grandes ausentes en el 25 aniversario del IVAM, y los que consiguieron que el Museo se convirtiera en un referente internacional, así como el buque insignia del Arte contemporáneo institucional de la Comunitat. Hoy el IVAM en decadencia –económica y museística- se ha transformado en el reflejo de la devastadora realidad política valenciana, basada en el amiguismo, privilegio a comisarios, artistas y corruptela varia. Fue en el año 2000 con la salida de su director Juan Manuel Bonet, tras las injerencias políticas y el intento por mantener la independencia museística, cuando empezó el declive. Tras la dimisión de Bonet, tomaría el mando el catedrático vasco Kosme de Barañano, y continuaría 4 años después con su actual directora, Consuelo Ciscar, llevando ambos una política cultural de tierra quemada, desprestigio y poca trasparencia. El balance global del IVAM durante sus doce primeros años fue muy positivo, basado en la sensatez, el rigor profesional y en el criterio museístico. La colección permanente con la adquisición de la obra de Julio González, que da nombre al Museo, y sus posteriores adquisiciones fue entones un reflejo lógico de su historia, al margen de algún desmarque, consecuencia de los gustos personales de sus primeros cinco directores: Tomás Llorens, Carmen Alborch, José Francisco Yvars, y Juan Manuel Bonet. El IVAM nacía en el año 1989, bajo la dirección de Tomas Llorens, con apenas unas 180 obras en comparación de las 11000 actuales, que constituyen los fondos de esta pinacoteca. Un Museo que se labró en poco tiempo un sólido prestigio con una programación rigurosa e inteligente que lo convertía, pese a su ubicación provincial, en un referente de visita para los circuitos internacionales. El IVAM abría a finales de los ochenta, en un país con una lamentable política artística, nuevas perspectivas a la cultura y al arte contemporáneo; al tiempo que los políticos observaban apeteciblemente la rentabilidad política del arte moderno. Fruto de ello y tomándolo como modelo se produciría posteriormente una eclosión museística a lo largo de la geografía española con la apertura del CAAM, Patio Herreriano, CAAC, MEIAC, o el CGAC. Sin embargo, lo que en un principio se desarrolló sin derroches, ni grandes inversiones millonarias, y con una dotación diez veces inferior al MNCARS, fue divergiendo hacia su propio declive en los últimos catorce años. Claros y oscuros visibles pese que algunos medios, políticos, empresarios, periodistas, galeristas, curadores y artistas tratan de ocultar sus intereses personales, intentando reescribir la historia. Hemos acudido a bochornosos espectáculos como el reciente escándalo de la compra a Gao Ping, jefe de la mafia China, la compra de tres millones en obras de Gerardo Rueda que anteriormente Aznar quiso imponer a Blesa, sueldos millonarios, catálogos invendibles, fiestas, exposiciones a amigos, las adquisiciones al escultor Miquel Navarro por valor de 1,2 millones solapada con la donación, una serie de obras procedentes de la Galerie Jan Krugier, o de la Galerie Marlborough, galerías con las que han mantenido diferentes negocios y actividades Kosme de Barañano, como el préstamo de obras de la exposición de Picasso que comisarió en Bancaja. Así como en general, la adquisición de 101 obras de veintiocho artistas a lo largo del año 2005, algunos de dudosa relevancia. Y nos preguntamos ¿Quién certifica los precios? ¿Quién asesora las compras? ¿Quién forma parte del comité? La respuesta es, una lista de nombres que pese a las dos últimas incorporaciones – en lo que se ha llamado un “dudoso” golpe de estado por parte de la Universidad, con la incorporación la decana de la Universidad de Geografía e Historia, Ester Alba, y el arquitecto José María Lozano- está compuesta por un Consejo rector formado principalmente por políticos, sin relación profesional con el Mundo del Arte. Todos ellos, con una cuestionable capacidad y formación a la hora de tomar decisiones en las compras, o programar exposiciones, lo que levanta ampollas en una ciudad, en un sector artístico cada vez más desmembrado que ve cómo prestigiosas galerías, profesionales de la cultura y artistas deben cerrar o exiliarse. Todo parece oscurecerse tras una maraña de intereses, y artistas afines o que siguen el compás de la actual dirección, esperando al caer alguna migaja. Defensores de unas sombrías políticas y cuya realidad hacen finalmente oscurecer su trabajo. La comitiva del 25 aniversario del IVAM recorrió las salas el pasado 18 de febrero, y una imagen parece haberse detenido en la pupila de fotógrafos, periodistas y público en general: su majestad la reina Doña Sofía observando la sala que refleja el arte en conflicto dentro del contexto de la II Guerra Mundial, junto al cartelismo ruso o las obras de George Grosz, John Heartfield y Josep Renau. En ella, aparece acompañada por la directora del Museo, Consuelo Ciscar, la ministra de Trabajo, Fátima Báñez, el presidente de la Generalitat Valenciana, Alberto Fabra, la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, o la delegada del Gobierno, Paula Sánchez de León, la misma que permitió la represión policial contra los niños del IB. Luis Vives, hace unos meses con una ministra sobre la que se ceban millones de parados, o políticos que parecen mirar hacia otro lado frente a los desahucios, el hambre. Todos ellos observados por la ciudadanía frente a un arte social, político y crítico. Una doble imagen y varias lecturas, como indicaría Barthes en su obra “La muerte del autor”, en la que se analiza ese espacio multidimensional en el que concurren y contrastan diversas escrituras, y ninguna es la original. Sin embargo, La fuerza de las obras de arte trasciende, de igual modo que en su día el tapiz del Guernica, situado la entrada del Consejo de Seguridad de la ONU, fue cubierto por una cortina, cuando el secretario de Estado de EE UU, Collin Powell declaraba la guerra a Irak. Demagogia, intereses políticos y económicos se funden contra el pueblo, contra el arte que es su máxima expresión, y una de sus principales instituciones el IVAM, que 25 años después atesora una de las colecciones de Arte contemporáneo más prestigiosas, eso al menos permanecerá.