LLuis «Don't Give Up Your Day Job». Galería Valle Ortí
Don't Give Up Your Day Job». Lluís.
Galería Valle Ortí. C/ Avellanas, 22. Valencia.
El lector o admirador de las historietas de Mister Natural o Mis problemas con las mujeres del gran maestro del cómic underground Robert Crumb, descubrirá entre sus viñetas un profundo e irreverente pensamiento filosófico, cercano al ciudadano de a pie, una ilustración repleta de gags y bromas. Así como de grotescos personajes tan cercanos al autor que deforman la realidad hasta el punto de dudar donde se encuentra lo real y lo ficticio de la narración. En este sentido, la exposición que presenta el artista valenciano Lluís en la galería Valle Ortí muestra el especial interés de este artista por un imaginario que parte del mundo del cómic. Y donde se configura claramente no solo la influencia de Crumb, sino de grandes ilustradores y dibujantes de la talla de Jim Phillips, Jim Smith, Ibáñez, Bob Camp, Vincent Waller, Ed Roth, Jack Daves, Basil, Chuck
Jones, o en última instancia las líneas de jóvenes dibujantes de cartoon como Shawn Dickinson.
Galería Valle Ortí. C/ Avellanas, 22. Valencia.
El lector o admirador de las historietas de Mister Natural o Mis problemas con las mujeres del gran maestro del cómic underground Robert Crumb, descubrirá entre sus viñetas un profundo e irreverente pensamiento filosófico, cercano al ciudadano de a pie, una ilustración repleta de gags y bromas. Así como de grotescos personajes tan cercanos al autor que deforman la realidad hasta el punto de dudar donde se encuentra lo real y lo ficticio de la narración. En este sentido, la exposición que presenta el artista valenciano Lluís en la galería Valle Ortí muestra el especial interés de este artista por un imaginario que parte del mundo del cómic. Y donde se configura claramente no solo la influencia de Crumb, sino de grandes ilustradores y dibujantes de la talla de Jim Phillips, Jim Smith, Ibáñez, Bob Camp, Vincent Waller, Ed Roth, Jack Daves, Basil, Chuck
Jones, o en última instancia las líneas de jóvenes dibujantes de cartoon como Shawn Dickinson.
Sin embargo, en este último trabajo titulado Don´t Give Up Your Day Job el autor da un salto de vértigo que va más allá del universo del cómic, la tira cómica y cómo no, del mundo de la animación; intentando mostrarse más cercano a un contador de historias cotidianas, utilizando para ello una colección de resonancias sonoras, como el propio autor indica, a base de blues, country antiguo y rock ´n´ roll de garaje. Y en este sentido da un giro de tuerca hasta al propio Crumb incrementando el lado grotesco de sus personajes, de sus experiencias como oyente atento de historias, posiblemente personajes que, como el propio autor indica, «conoces pero no reconoces. Podría ser un amigo del colegio que hace tiempo que no ves».
A través de un trazo en el que ha abandonado la gran profusión de detalles que caracterizan sus anteriores trabajos, frente a la inmediatez de la línea con la que consigue que el volumen y las sombras vayan construyendo personajes a partir de los trazos de su plumilla. Personajes cuya vestimenta y forma de actuar nos acerca a la actual posmodernidad, pero cuyas bromas y chistes desvirtúan un ya desfasado existencialismo artístico, criticándolo y parodiándolo en ciertos aspectos a través de sus dibujos. Una visión inteligente y socarrona de la realidad , que nos recuerda a menudo aquellas celebres y divertidas frases como la que mandó escribir el propio Groucho Max en el epitafio de su tumba «perdonen que no me levante».
A través de un trazo en el que ha abandonado la gran profusión de detalles que caracterizan sus anteriores trabajos, frente a la inmediatez de la línea con la que consigue que el volumen y las sombras vayan construyendo personajes a partir de los trazos de su plumilla. Personajes cuya vestimenta y forma de actuar nos acerca a la actual posmodernidad, pero cuyas bromas y chistes desvirtúan un ya desfasado existencialismo artístico, criticándolo y parodiándolo en ciertos aspectos a través de sus dibujos. Una visión inteligente y socarrona de la realidad , que nos recuerda a menudo aquellas celebres y divertidas frases como la que mandó escribir el propio Groucho Max en el epitafio de su tumba «perdonen que no me levante».